viernes, 22 de marzo de 2013

Deja para mañana lo que puedas hacer hoy. Bob Esponja





Se encontraba sola, hacía frío y aquella humedad la estaba matando. No podía creerlo, le habían prometido el paraíso en la tierra y sin embargo, se encontraba enterrada en ella. En ese asqueroso sótano, rodeada de esos trastos que uno acumula por que no utiliza, pero que siempre piensa que podrá necesitar, como una silla destartalada a la espera de ser reparada o uno abrigo descolorido anhelando un “revival” de los 90.

¿Acaso se había convertido en eso mismo sin darse cuenta? ¿En trasto inservible que no se tira por apego?, no sería raro, ni la primera vez. Al principio te conoces y todo es genial, os hacéis felices mutuamente. Se ha visto cientos de veces, sonrisas y viento en la cara por cada rincón de la ciudad, el monte o la carretera y de repente, zas… el o ella lo va dejando poco a poco, y al final las escusas se multiplican para no verse. Que si es un rollo entrar contigo en el ascensor, que si me da pereza inflarte, que si hace malo…

En realidad Bicicleta se devana los sesos con facilidad, Si bien es cierto que hace cosa de 2 meses le había prometido mil aventuras por las Américas, también debería estar al tanto de mi tendencia a procrastinar…o lo que es lo mismo, y parafraseando al bueno de Bob, “deja para mañana lo que puedas hacer hoy”.

Y ahora, a poco más de dos meses de nuestra partida, el que se devana los sesos soy yo. Es increíble la de tareas que supone equiparse a uno mismo y equipar a Bicicleta, intentando ahorrar cuatro cuartos para estirar el presupuesto, (que por cierto luego me gasto en cañas cuando salgo. No aprendo). Sacarse el pasaporte, que como buen portugués he tenido que gestionar en el consulado de Bilbao a 120€ la unidad con sus desplazamientos de vete hazte la foto y vuelva en un mes que las cositas van despacio caballero. Desatarse de la sociedad, de Pepephone, del carnet de las piscinas domiciliado, del impuesto de circulación, de … Vete al médico, átate a un seguro aventura plus plus, pínchate los brazos hasta que se queden como un colador, vete al dentista a que te beneficie 100 euritos para llevar dentadura a prueba de bombas, gestiona visados, reúne la que será la banda sonora del viaje, haz un cursito de mecánica práctica para atender a Bicicleta (Me pregunto si ella me cuidará igual cuando tenga una diarrea de no te menees o me ponga malito), elige algún libro, diseña el blog, ¿llevo la caña o no?… Podría seguir, pero no es cuestión de aburrir.

Todo esto me supera a ratos, me invaden las dudas, me acojono literalmente y me pregunto si realmente merece la pena tanto esfuerzo y desvelos, si realmente voy a tener los arrestos de marcharme y aguantar. Hasta que de repente me invade una euforia que viene de dentro y me descubro esbozando una sonrisa. Amplia. Sincera. ¡Joder! ¡Pues claro que si!. :D

Salud.

Pd:

1º Mi pélicula favorita es Big Fish, la historia, magnificada hasta la fantasía, de una bonita vida.

2º Cito, "Toda gran historia merece ser adornada". Gandalf

Que cada uno saque conclusiones.

Un hito superado. Tarjeta de visita:
tarjetaII

domingo, 10 de marzo de 2013

ÍTACA

Cuando emprendas el viaje hacia Itaca
ruega que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
A los Lestrigones, a los Cíclopes
o al fiero Poseidón, nunca temas.
No encontrarás trabas en el camino
si se mantiene elevado tu pensamiento y es exquisita
la emoción que toca el espíritu y el cuerpo.
Ni a los Lestrigones, ni a los Cíclopes,
ni al feroz Poseidón has de encontrar,
si no los llevas dentro del corazón,
si no los pone ante ti tu corazón.

Ruega que sea largo el camino.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que - ¡con qué placer! ¡con qué alegría! -
entres en puertos nunca antes vistos.
Detente en los mercados fenicios
para comprar finas mercancías
madreperla y coral, ámbar y ébano,
y voluptuosos perfumes de todo tipo,
tantos perfumes voluptuosos como puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
para que aprendas y aprendas de los sabios.
Siempre en la mente has de tener a Itaca.
Llegar allá es tu destino.
Pero no apresures el viaje.
Es mejor que dure muchos años
y que ya viejo llegues a la isla,
rico de todo lo que hayas guardado en el camino
sin esperar que Itaca te de riquezas.
Itaca te ha dado el bello viaje.
Sin ella no habrías aprendido el camino.
No tiene otra cosa que darte ya.
Y si la encuentras pobre, Itaca no te ha engañado
sabio como te has vuelto con tantas experiencias,
habrás comprendido lo que significan las Itacas.

Konstantinos Kavafis