viernes, 17 de mayo de 2013

¡Hasta pronto!

Está ahí, aunque no lo siento, al menos no como es habitual. Mi cuerpo tendido.

Percibo mi pie embutido en unos zapatos nuevos y rígidos, no los veo, pero sé que son de charol, algo que yo no me pondría nunca. Percibo mis manos entrelazadas sobre el vientre, los dedos fríos, gélidos en realidad. Noto el peso de  la cabeza sobre la nuca, un tremendo peso, no puedo moverla en absoluto, lo cierto es que nada en mi se mueve.

A través de los párpados cerrados, observo un borde de caoba reluciente que me encajona e inmediatamente un contrapicado de tierra y raíces que forman un cuadrilátero perfecto. Las cuatro esquinas fugan hasta una ventana al cielo con marco verde de recortado césped. Alguna nube blanca y esponjosa cruza el añil.



Y ahí en semejante escenario van asomando mis seres queridos. Sus caras compungidas, cansadas, y húmedas de lágrimas se despiden desde lo alto. También percibo la cálida luz del recuerdo en sus ojos.

Definitivamente es el último ADIÓS.

Esta macabra escena que he descrito no viene a ser más que una de las tretas comunes de nuestro ego, una vil defensa del mismo para no verse menguado. Imaginar o soñar con nuestro funeral, deseando ser recordados y queridos. Deseando dejar la mejor de nuestras huellas en el mundo.

En la tesitura que estoy, mi ego se encontraba tranquilo, a su bola, sin darle demasiada importancia a la despedida.  Con el tiempo, los círculos de amistades se van cerrando y los devenires de la vida, a menudo, los ahoga por completo. Por eso, en ningún momento me planteé una super despedida y mucho menos la esperaba.

¡Cuan equivocado estaba! No he tenido mi fiesta con gorritos y globos, y menos mal. Pero si el cariño en dosis pequeñas, como píldoras de amistad, no un atracón de unas pocas horas lleno de lazos  demasiado escurridizos. Las comidas alrededor de una buena mesa, las palabras de ánimo o la expresión de orgullo en algunos rostros. Eso apena el corazón por la partida pero llena el alma para afrontarla. No se como daros las gracias. Me voy infladete :)

Aún me queda lo más duro, despedirme de mi familia y sobre todo de ellos... mi niño y mi chinito morocho.


lunes, 13 de mayo de 2013

Lo robamos de noche lo vendemos de día


¡Ummmh! ¡siiii nena! ¡mírate!, ¿quíen es la jefa?, ¿quíen es la jefa?, ¡tu eres la jefa!

Contorneando de manera sexi las bielas; en ese plan pillé a bicicleta el otro día frente al espejo. Será tonta y engreida. Aunqueee... aunque se lo tengo que reconocer, está la tía espectacular. Los dos portabultos le dan un aire de exploradora tenaz y valiente, el voluptuoso cuadro, los útiles complementos el poderoso pero acogedor manillar... está para comérsela, y si soy sincero, yo también he puesto morritos en plan Martini en el espejo de vez en cuando.


¿Alguna vez habéis preparado una maleta para un viaje de un par de semanas y os habéis pasado tres pueblos metiendo ropa y cosas?. Yo si, muchas veces. Recuerdo la maletaza de cuando iba a fiestas del pueblo de mozo casadero con diecisiete o dieciocho años,  pensaba que cuantas más camisetas molonas y más cambios de vaqueros (todos iguales) hiciera, más chavalas caerían. Mira que era tontaina, si al final todas se pirraban por el guaperas macizo del baile mientras el resto invitábamos a las cervezas, eso si, vestidos como pinceles todas las noches.

Pues bien, ahora toca preparar la maleta, para un tiempo indefinido de entre uno y dos años, para diferentes latitudes, climas y temperaturas yyy que tiene uno que acarrear encima. Menos mal que con los años me he dado cuenta que con cuatro trapos me apaño y voy la mar de a gusto. Total ligar voy a ligar lo mismo

Badulaque

Taller

Oficina.

Casa

Cocina

Ropero



Por despejar dudas, al final van 3 camisetas 2 pantalones y algún calzoncillo :b