sábado, 27 de julio de 2013

YOU ARE WELCOME

Sin título

- Yo, al igual que tú, a menudo viajo lejos de casa.
- ¿Y qué es lo que busca un gran señor en esos lugares? Tienes todo lo que un hombre puede poseer, tierras fértiles, vasallos que te sirven, un ejercito a tu mando y numerosa familia.
- He de difundir la palabra del sagrado libro. Por motivos que desconozco y supongo solo a Dios atañe, más allá de nuestras fronteras los hombres y mujeres se encuentran ciegos de fe, sumidos en ritos paganos y en una vida de pecado. Por ejemplo esa estúpida religión de cientos de dioses mitad animal mitad humano que se propaga donde crece en sándalo. Por ello están siendo castigados y se ven azotados por diluvios, terremotos y otras desgracias de la naturaleza. Yo les hago ver que siguiendo el camino de luz divina serán recompensados como yo lo he sido.
- ¿Pero no crees que son promesas baldías?, ¿que realmente seguirán recibiendo esos males?
- No, yo soy el claro ejemplo de la bondad del señor.
- He de continuar, gracias por tu ayuda.
- No, no puedes. Se que te rodea la misma oscuridad, has comido y has bebido ahora has de escuchar. Y creerás.
La vivencia parió una fantasía.

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Esta publicación podía tener unos cuantos títulos, pues los "yankis" cuentan con bastante mala prensa que genera un montón de estereotipos, muchos ciertos, otros no tanto. Pero hay uno que he sentido desde mi llegada y que yo al menos no conocía, y es lo amabilidad y sinceras bienvenidas que recibo. Por ese motivo, básicamente tengo cosas buenas que contar de los estadounidenses, en realidad no he tenido ni una experiencia amarga con ellos, y eso que viajo sin pasaporte en un país paranoico con la seguridad.

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 Entré en Oregon, no sin antes de que Washington me diera una última sorpresa. A Louis, me lo encontré mientras cogía agua del grifo exterior de una oficina de correos de un pequeño pueblo. Tenía cara de ser un tipo serio pero aún así me acerqué y le pregunté por si conocía algún lugar para colocar la tienda. La verdad que era un poco pregunta trampa, yo sabía que no había ningún camping cerca y tenía la esperanza de que me ofreciera su jardín, y así fue..aunque Louis seguía siendo muy serio, me dijo donde acampar, se metió en casa y no volví a saber de el. Por la mañana levante el campamento pronto y rápido para no incomodar al dueño, me detuve unas millas más adelante a desayunar. Mientras preparaba unas tortillas (mexicanas) con mantequilla de cacahuete estaba yo pensando en que tipo más soso este Louis, me cede su jardín y no me hace ni una pregunta acerca de mí ni de mi viaje, ni de el ni de nada de nada, cuando de repente veo acercarse su coche por la carretera, me trae un cafetazo de medio litro en un vaso de plástico duro con tapa hermética que me viene de perlas. Alucino y con una sonrisa le doy las gracias...pues mira tu que este Louis va ha tener su rollo al final.

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Como he dicho entré en Oregon y lo hice un 4 de julio, día en el que se conmemora la independencia de los Estados Unidos de America. Tenía claro que quería vivir ese día desde dentro, como lo hacen las familias americanas, por lo que le pedí a Patt, mi Warmshower, un lugar en su celebración. Y así entre banderas, gente encantadora y muuucha comida pude ver la exaltación de patriotismo de un 4 de Julio como dios manda, con sus fuegos artificiales y su himno.

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Las primeras jornadas pedaleando por la costa de Oregon me emplazan en lugares preciosos pero también más turístico que Washington y no resulta nada fácil acampar por libre, aún así me las arreglo algún que otro día hasta que descubro que los camping tienen lugares específicos para bicis y caminantes por la módica cantidad de 5 dólares. 5 dólares que te dan acceso a un huequito para la tienda, una ducha caliente y largas conversaciones de cenas compartidas.

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Mi karma ha decidido regalarme, como mínimo, una bonita sorpresa por día. Hay jornadas en las que le estoy agradeciendo algo cuando ya me está ofreciendo una nueva experiencia, un rincón mágico que fotografiar o alguien con quien charlar, como en la etapa entre Newport y Florence.

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Un fuerte viento de espalda convirtió las monturas de todos los que rodábamos la 101 dirección sur en coloridos galeones que surcaban raudos las carreteras, y cual capitanes casi solo tenías que silbar y sonreír al timón mientras disfrutabas de una embriagadora costa. Que por cierto, aprovechando la ocasión decidí que bicicleta necesitaba un mascarón de proa, ¿qué clase de barco sería si no? Pensé en la clásica sirena de turgentes pechos, pero sin duda Tintin encarna mucho mejor el espíritu que me gustaría que tuviera éste viaje.

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Llegada la hora a media mañana, decido arribar en puerto y comprar alguna comida. Cuando salgo de la pequeña tienda y me encuentro con Thomas, un simpático vejete que observa con curiosidad a Cleta. Porta un extraño bastón tan alto como el. Amarrado en un extremo, un cucharón con forma de concha. Parece un peregrino, pienso. Le saludo, me saluda y se va. Pero no da ni diez pasos cuando se gira y deshace lo andando para entablar conversación conmigo y aprovechando la ocasión le pregunto acerca del artilugio. Thomas se dedica a recolectar y vender minerales y piedras semipreciosas en la playa que luego pule en su casa en una especie de centrifugadora, o eso le entendí, su cucharón le ayuda a recolectarlas sin tener que agacharse, que uno está mayor para andar doblando el espinazo en esos humedales, en esto que echa mano a su mochila y me enseña la mercancía, la de ese día y algunas piezas ya pulidas. Separa cuatro pequeñas piedras brillantes, tres negras y una blanca y me las pone en la mano diciéndome que simbolizan los cuatro puntos cardinales donde en esta historia el sur se viste de alba. Y así continué el viaje, feliz de haber conocido a Thomas y de recibir el bonito y simbólico regalo.

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Seguía navegando con el viento en popa cuando en un desvío un cartel de madera me advertía de que no me podía perder su faro histórico, genial! Si no fuera por que la carretera se hundía en los abismos en una pronunciada pendiente que luego tocaría subir. Pero el palpito era bueno, y lo seguí. Y que bien! El faro precioso y en un lugar privilegiado al que por raro que parezca en este país, no se llegaba en coche si no andando. Pero lo mas importante, es que una vez más, me esperaba una persona estupenda que conocer. Dave, es voluntario y realiza recorridos explicando la historia del faro, me lo encontré mientras empujaba a bicicleta por el sendero que conduce a este. En cuanto me ve, vienen hacia mi y yo pienso que una de dos, o no puedo estar ahí con la bici o me toca soltar la gallina. Pues no, quiere saber de mi, y cuando se entera que vivo en España y que tengo raíces portuguesas se emociona, me explica (no le entendí muy bien) que el primer vínculo histórico del cabo es con un navegante portugués y que el faro lleva apellido español. Tras la charla veo que echa mano a su cartera, no lo puedo creer, mis pupilas se deslizan por milésimas de segundos hasta enfocar sus manos que cuentan algunos billetes, no, no puede ser, mientras Dave me advierte de lo peligrosa que es la carretera las siguientes cinco o seis millas sin arcen, separa algunos siguientes, lo va hacer!. Toma, esta es mi aportación para que sigas en tu viaje, he recorrido el norte de Europa en motocicleta y recibí mucho, ahora me gustaría devolverlo. Toma un buen desayuna mañana. Le expliqué de mil maneras que no lo necesitaba y que no podía aceptarlo pero Dave insistió. El desayuno en su honor estaba riquísimo.

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La despedida de Oregon la hago desde un lugar privilegiado, yo solo. La vida social de los camping está genial pero de vez en cuando busco ese lugar mágico en el que poder estar tranquilo y dedicarme a editar las fotos, intentar pintar unas acuarelas (con bastante desatino) por si las puedo sacar unos dólares o simplemente contemplar la puesta de sol a solas.

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Además tenía por delante California donde empezamos a concentrarnos más y más ciclistas rumbo San Francisco. Lo sorprendente para mí es que me encuentro con chicos bastante jóvenes que rondan la veintena. Yo que me siento (y estoy) más cerca de los 40 que de los 20 y evidentemente mi perspectiva es algo más amplia, me encanta escuchar acerca de sus viaje en bicicleta, del por que han elegido este medio, de sus ideales y aspiraciones...

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Pero sin duda las que cautivaban a todo el mundo con su alegría y frescura eran unas chicas que viajaban en grupo de 5. Resulto que un domingo, yo tenía un contacto de warmshowers que esperaba mi llegada, yo pedaleaba duro pero mis cálculos en cuanto a las distancias habían fallado, un soporte de la parrilla delantera se había roto y algún que otro puerto había puesto mis piernas en un brete cuando me las encontré de nuevo. Se alojaban en la casa de invitados de unos conocidos y estaban pasando el día en el rodeo y cuando les dije que debía de continuar que aún tenía mucho por delante me ofrecieron pasar el resto de la tarde con ellas y quedarme a dormir en la casita. Yo rechacé la oferta en un primer momento pero no tarde ni 10 pedaladas en darme cuenta de que, en primer lugar iba a ser imposible llegar a mi destino de día y en segundo lugar el plan era excepcional. Esa tarde las dejé camino de la playa, yo necesitaba gasolina para el hornillo y WIFI para avisar a mi "warm" -¡Vente cuando termines tus recados!-

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No conseguí ni una cosa ni la otra, pero cuando caminaba hacia las rocas escuche como gritaban mi nombre a lo lejos, ahí estaban, como no podía ser de otra manera, encaramadas en uno de los rocachos despidiéndose del sol. Encantadoras.

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Y no puedo olvidarme de Matt, al que deje plantado ese día pero que me recibió sin problema al siguiente. Un tipo realmente interesante, pastor de la iglesia, corredor de maratones y artesano cervecero con una de las mejores cervezas que me he tomado en mi vida.

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Arte y naturaleza ocupan el mismo lugar en mi cerebro y tocan las mismas fibras. La última vez que algo me emocionó y anudo mi garganta fue de la mano del arte. Una Coral de 50 voces repartidas en una catedral barroca de Salzburgo logró que se me encogiera el estómago, pues bien, he tenido la suerte de volver a experimentar algo similar pero esta vez por parte de la naturaleza.

Los Redwood o sequoias gigantes son INCREÍBLES. Gigantes centenarios tan sobrecogedores que no es difícil imaginarles alma y terminar hablando con ellos en un diálogo de loco y árbol. Ese día arriesgue más de lo acostumbrado, estaba en un parque nacional como otras veces pero en esta ocasión totalmente expuesto, desde la orilla despejada del río que cruza la avenida de los gigantes. Me bañé en el, disfruté del último sol secándome y cené mientras observaba una nutria correteando por la otra orilla, a fuego lento se cocinaba la mermelada de moras del desayuno.

Cuando apareció un todoterreno de los guardas del parque, no tenía la tienda montada ya que mi intención era dormir al raso, pero claramente no eran horas para estar allí y evidentemente se veía que iba a acampar, así que un problema gordo acechaba, pero los americanos, si es cierto que tienen reglas para todo pero no me parecen ni mucho menos unas personas inflexibles, así que tranquilo me levanté y cuando se acercó charlamos. Me dijo que no podía estar ahí, (claro, obvio) y que tenía un camping a 5 o 6 millas. Lo malo es que eran las 9 de la noche, y la carretera que cruza el bosque es muy oscura, llena de curvas y estrecha. Por lo que le puse un poco cara de pena charle un poco más con el y finalmente me dijo.... aquí no puedes quedarte por que puedo verte, pero en el bosque entre las sequoias no puedo. No pregunte más, no podía creerlo, me estaba invitando a que me quedara en un lugar que probablemente sea uno de los más protegidos de los EE.UU., dormir entre las increíbles y absolutamente fascinantes sequoias.

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Aquella noche, el árbol que me cobijaba me contó que superaba los 2000 años de vejez, que el y otros como el, habían sobrevivido a incendios, plagas y un sinfín de desgracias naturales, lo que no lograron superar otros fue esta condición que nos caracteriza a los humanos llamada progreso/codicia y que aún hoy algunas de estas maravillas son sesgadas por la hoja de la sierra. Despertar entre estos gigantes bondadosos fue único.

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En fin todo marcha mejor de lo previsto y sobre todo estoy teniendo experiencias geniales con la gente. Son grandes estos "yankis". Y recordad, You are welcome!

8 comentarios:

  1. Genial Alvaro! Estoy disfrutando leyéndote. Sigue disfrutando tú también y compartiendo tus experiencias. Un abrazo!
    Fernando

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  2. Por cierto, dice Zuri que quiere ver esas acuarelas y que al terminar tienes q escribir un libro. Besos de su parte, tambien para Cleta.

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  3. Bueno hay una foto en el álbum de Oregon. Pero es la primera y es una castaña. Luego he hecho otras (2) y bueeeeno.....son otra castaña Xb .

    Gracias Fernando me alegra que te gusten los textos. ;)

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  4. Que pasada de experiencia.Sin duda estas disfrutando de cada detalle.Me alegra sentirte cargado de energia. Besos y abrazos de esta family!

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  5. Te leemos tanto Vicente como Luis y yo y disfrutamos haciéndolo e imaginando como te buscas la vida.

    Ya sabes donde estamos.........

    Un abrazo

    JLA

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  6. Ese es mi Cae..., con la sonrisa en la cara, las ganas de seguir llenando las alforjas de increíbles historias y viviendo el momento, y sobre todo, gracias por hacernos participes a todos nosotros de tus aventuras. Esos Yankis¡¡¡¡¡ Un abrazo.

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  7. https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=cbZ6Cwm1N3s#at=67

    escuchalá

    No te vayas sin una sonrisa, SONRIE!!!, pase lo que pase.

    ;)

    Un muxutxu muak.



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