Artículo escrito para www.gdlenbici.org. Ejemplo a seguir en la promoción y uso de la bicicleta.
Creo recordar que llegué un miércoles sobre las 6 de la tarde. La
ciudad bullía de gente, de energía, de una bonita luz que se filtraba
entre nubes de tormenta. Algo me enganchó desde el primer momento, ese
algo, que al igual que me ha ocurrido en otras ciudades recorridas en mi
viaje, me hace pensar que sería feliz viviendo ahí, recorriendo sus
calles en la vieja bici de carretera que me aguarda y uso para "volar"
por Vitoria, mi hogar.
Desgraciadamente también bullía su tráfico, denso, caótico y
demasiado rápido para moverme cómodo con mi bici de 70 kilos y las
alternativas no existían o no al menos de forma evidente. Me tocó
deslizarme entre bus urbanos que parecían querer sobrepasarme literalmente,
escurrirme de alcantarillas capaces de engullirnos de un bocado a Cleta
y a mí, apretar la pedalada para llegar sano y salvo a mi refugio, "La
casa del ciclista" del grupo GDL en Bici.
Estos chic@s, además de procurar un maravilloso lugar en el que
reparar cuerpo y máquina de rodamundos como yo, promueven diferentes
alternativas en pro de una movilidad sostenible, ciudades mejores y
convivencia entre los medios de transporte. Por ejemplo, organizan
"paseos" nocturnos en bicicleta por toda la ciudad a los que está
invitado todo el mundo, y da la casualidad que al día siguiente se
celebra uno y que formo parte de él.
Los neumáticos de Bicicleta se deslizan por el negro asfalto de la
ciudad y murmuran junto a otros cientos de pares. Por detrás puedo oír
el vozarrón de algún tipo que bien podría ser el de un vikingo jaleando a
sus remeros y que arranca potentes pedaladas y motivados gritos.
¡VAMOSSSSS!
Junto a mi izquierda una niña pedalea y sonríe a su padre que la mira
desde una mountain bike. Por mi derecha una guapa hipster me adelanta
en su flamante fixie. Y más allá. Más allá, más y más ciclistas,
adolescentes en BMX luciendo malabarismos, mayores de piernas como
rocas, mamas, gorditos, flaquitos, humildes jinetes de bicicletas
baratas o corredores en maquinas italianas de importación. Estamos
TODOS.
Mi mirada se pierde y no encuentra la cabeza de esta serpiente
multicolor de la que formo parte y que no se detiene ante nada, como la
serpiente emplumada de la pirámide maya de Kukulkan. No hay obstáculo,
nuestra luz repta por toda la ciudad que es reclamada a golpe de pedal.
GDL en Bici lo llama paseos, pero no me cabe duda de que se trata de
un acto un poco pirata y canalla. Reclamando el espacio de una ciudad
dominada por los autos y que no tiene en cuenta la bicicleta como una
solución a la movilidad urbana.
Álvaro Teixeira Rebelo
¡Excelente!
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